La reforma educacional que necesitamos los chilenos
Desde las primeras manifestaciones estudiantiles en el año 2006,
cuando los “pingüinos” reclamaban el
pase escolar gratuito, la derogación de la LOCE y a la PSU sin costo, (entre
otras…), nuestro sistema educacional se empieza a reconocer abiertamente “en
crisis” pasando a ser una espina permanente en el gobierno de turno y un tema
de discusión para miles de chilenos.
Pese a todos los cambios realizados en estos últimos 10 años,
seguimos viendo los mismos temas en el curriculum escolar, las mismas metodologías de aprendizaje y en
términos generales (salvo algunos colegios innovadores) se mantiene el modelo
educativo de antaño…”escucha, repite y aprende”.
Reconozcamos algunos avances importantes: se modificó el
Crédito con Aval del Estado, fue aprobada la ley de inclusión que termina el
copago, el lucro y la selección arbitraria de alumnos. Se puso en marcha la carrera docente que
contempla; un aumento del tiempo no lectivo de clases, una nueva escala de
remuneraciones acorde a distintos niveles de desarrollo profesional, el acompañamiento
a los docentes en los primeros años de
ejercicio y el acceso a formación continua. Durante el 2017, se promulgó la ley
de gratuidad en Educación Superior, que permitirá al 60% de las familias con
menores ingresos de la población, acceder a la educación superior sin pagar. Pese
a todo, aún queda mucho por hacer…
En el Chile de hoy, en el cual según la SUBTEL; el 66% de
los chilenos se declara usuario frecuente de internet, donde existen mas
teléfonos celulares que habitantes, aun aprendemos como lo hacían nuestros
padres en una época de incipiente alfabetización digital. Pertenecemos al
ranking de los 20 países en el mundo que más usa Facebook, pero poco se ven las
tecnologías colaborativas en las salas de clases.
Con la inserción de las tecnologías en la vida cotidiana, los
estudiantes también han cambiado. No están sino que “son” hiperconectados, viven en modo #multitareas, son utilitaristas (en el sentido que se
cuestionan para qué les sirve lo que aprenden) provienen de familias pequeñas, que
se entretienen frente a las pantallas eligiendo contenidos digitales a la
medida de sus intereses y valoran casi sin cuestionamientos, la información que
reciben a través de redes sociales. Reina aun en las escuelas una educación con
la mirada perdida en un auspicioso futuro, pero con un sistema anclado en modelos
y metodologías del pasado.
El sistema educacional chileno, recién reformado de raíz,
aun no se consolida como un modelo educativo que forma a los profesionales que
la sociedad necesita. Varias
investigaciones nos revelan que posiblemente más del 80% de los alumnos que son
parte del sistema escolar actual, va a insertarse en un mundo laboral
realizando tareas que hoy no existen o recién empiezan a surgir…. El foro
económico mundial, el año 2017, estimó que para el año 2020, 5 millones de
puestos de trabajo se perderán debido al avance de la tecnología. Muchos trabajos dejarán de ser relevantes y
surgirán nuevas necesidades. Diferentes áreas del servicio y manufactura,
quedarán a cargo de máquinas y robots. El avance tecnológico hará que se
requieran otros 2,1 millones de profesionales, requiriendo perfiles
como ingenieros informáticos, trabajadores sociales, arquitectos e
ingenieros.
Los invito a abrir el debate entonces…. ¿Cómo se puede aprender
con apoyo de tecnologías educativas? ¿De qué manera se prepara a los profesores
para cambiar la manera de enseñar a los niños de hoy?¿A qué necesidades de
formación se verán enfrentados nuestros niños y adolescentes mañana? ¿De qué
manera estamos preparados como país para educar hijos interactivos, líderes
sociales, capaces de pensar críticamente?
A escazas semanas del inicio de un nuevo gobierno, se nos
presenta la oportunidad de iniciar la verdadera reforma educacional. La reforma
esperada hace años en el fondo del corazón todos los chilenos, aquella capaz de
lograr el cambio social que tanto anhelamos. La reforma de la sala de clases. La sociedad chilena, está
demandando un currículum escolar que fomente el desarrollo de habilidades
sociales, escritura y oratoria, competencias digitales en robótica y
programación, pensamiento crítico, idiomas, capacidad de trabajo en equipo, actitud
éticas, cultura cívica crítica, emprendimiento, innovación, ecología y cuidado
del medio ambiente, autocuidado y vida sana, entre varios temas más.
Sin duda, el mundo va cambiando más rápido que nuestras
reformas….si integramos las iniciativas privadas con las del estado podríamos
quizás, ir un paso adelante…hoy, todos los aportes valen. La calidad de la educación
para el siglo XXI (que de paso se inició hace 18 años) es un problema de todos
los chilenos, porque los cambios sociales van más rápido que la capacidad política
de responder a la realidad lo que hace necesario los acuerdos. Invitamos al
nuevo gobierno, a poner el foco en la sala de clases, que modernice las mallas
curriculares y que motivemos a los profesores de Chile a implementar nuevas
metodologías de aprendizaje aprovechando las tecnologías disponibles y la
experiencia exitosa que se ha visto en otros países, o incluso dentro de
nuestro territorio.
Las oportunidades no se dan más que en el ojo de las personas
que las ven. Y tenemos frente a nuestros ojos, grandes oportunidades para
mejorar la calidad de vida de los chilenos. Sin educación, no hay desarrollo.
Comentarios